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SOÑANDO CON HADAS

CUENTOS

 

Desde que me alcanza la memoria estoy unido a ti por el destino, compañeros a la fuerza, yo la causa tu el efecto, inseparables sin remedio.

Al principio te odié por ser mi condena, siempre altiva pero al fin y al cabo en manos de otros que además antes habían tocado mi cuerpo.

Al pasar de los días asumí mi condición, y noté que tu jamás te planteaste la tuya. Y te veía, dejando pasar las horas abriéndote y cerrándote como las hojas de un libro.

No se como he llegado a sentir este anhelo, pero espero como un adolescente que alguna mano acaricie mi superficie, para hacerte bailar con mi ding dong.

Y así pasan los años, yo sueno y tu te abres como si bailásemos un vals y algunos días das un portazo como acompañada por un viejo bandoleón haciendome sentir el bailarín de tango más orgulloso de este portal.

(Firmado: Un timbre enamorado)

Evaglauca

Despertar

Despertar

Despertó poco a poco, la luz se coló a través de sus pestañas hiriendo sus irisados ojos violáceos.

Al principio el pánico la inundó de dudas, no tenía ni idea de en qué lugar se hallaba, últimamente con tanto cambio nunca recordaba donde había acabado pasando la noche.

Incluso no sabía qué clase de ser era, parecía habitada por miles de almas a la vez y no encontraba con la que despertar al alba.
Miró lo que parecían ser sus manos diminutas, frágiles claras como la luna llena en una noche de otoño, y entonces su mente se inundó de retazos de recuerdos que cruzaban su mente como rayos repletos de la información necesaria provocando una dulce sonrisa que cruzó por su rostro.

Desplegó sus alas, y después de incorporarse dio un grácil salto, dirigiendo su vuelo hacia el roble sagrado, hoy era azul el hada que amaba los sauces llorones y bailaba con las libélulas.

/>Evaglauca

LOS SUEÑOS DE UN SAPO

LOS SUEÑOS DE UN SAPO

La luna llena iluminaba la charca en la que había habitado desde que llego a este mundo, y desde ese momento sus pequeños ojos saltones brillaban siempre que lo veía, a pesar de que el no mostrase ningún interés especial en ella.

Al principio la consideró un ser extraño que se apiadaba de la comida, pues les perdonaba la vida a libélulas y luciérnagas. Luciérnagas, ¿Cómo se puede dejar volar a uno de los bocados más exquisitos y brillantes de este mundo?

A ella le daba igual, lo extraño que su comportamiento pareciese a los demás, puesto que aunque al principio de su existencia se sintió un bicho raro, los días le enseñaron, que si se alejaba de sus sentimientos, no dejaba de ser rara y encima la tristeza de apoderaba de su alma.

Él, magnifico e inconformista creció anhelando lo que creía inalcanzable, sin mostrar mucho interés en lo que le rodeaba. Y ella lo rodeaba, lo rodeaba y veneraba como el más grande de los seres, y por ello puso toda su energía, para hacer que el sueño de quien más amaba se cumpliese, olvidando incluso que le rompería su pequeño corazón.

Fue una noche de verano, los juncos parecían silbar y los grillos ofrecían una serenata a todos los habitantes de la charca mientras las estrellas chisporroteaban en el cielo, alegres y vivarachas.

Se acercó con paso lánguido y mirada triste, sentándose al lado de un sauce llorón a oír la singular orquesta. Por un momento se olvidó de la corte con sus engreídos caballeros, contando hazañas y mentiras.

Una princesa, -esta es la oportunidad que siempre ha esperado- y acercándose a él, le dijo:
-Acércate a ella, mírale a los ojos, y con toda tu alma desea que te bese, y así abandonar esta charca que te ata y tanto te pesa.

No lo pensó un instante, se dejo llevar por el aroma de la magia situándose delante de la apenada princesa.

Al verlo se sobresaltó, pensó que era el sapo más enorme que jamás había visto, pero cuando lo miró más detenidamente, se dio cuenta de que los ojos de él suplicaban que lo besase, y así lo hizo ante la atónita mirada de todos los habitantes de la charca, incluida la pequeña rana que aconsejaba sapos orgullosos.
La metamorfosis duró un segundo eterno, pero allí estaba, un ser bello, elegante con cara de asombro y sonrisa feliz delante de un cuerpo delicado de preciosos ojos avellana y cabellos del color de un atardecer de otoño.

Todo parecía perfecto, un sueño cumplido un corazón roto por amor y una princesa rescatada del tedio.
Pero no siempre es tan fácil, Al principio del invierno, el nuevo caballero, añoraba la charca, con una ranita pequeña y preciosa que sabia escucharle y no le exigía nada más que un giño de vez en cuando. La vida de la corte se le hacía pesada y aburrida y su princesa de ojos de avellana se había cansado de él, como antes lo había hecho de otros.

Casi sin darse cuenta estaba sentado en una orilla de la charca , cuando una ranita pequeña y vivaracha le saltó a la mano, sin pensárselo dos veces , se la acercó a los labios, y esta lo besó como lo había hecho antes, tantas tardes y el milagro volvió a repetirse otra vez pero a la inversa.

Y otra vez todo parecía perfecto, un corazón henchido y feliz, una princesa vanidosa y olvidada y un sueño perdido puesto que no fue tal. Y una vez más las cosas no fueron tan sencillas, porque en la primavera en los ojos del sapo había arrepentimiento y deseos de recuperar su forma humana. El corazón de la pobre ranita se cubrió por un velo negro de pena, cuando llegó a la conclusión de que hay seres que nunca se conforman con lo que tienen, y solo sueñan con imposibles, porque así se pueden instalar en la queja y los lamentos, que son los que alimentan los sueños de los que no tienen valor para sacrificar otra cosa que no sea el corazón de los otros.


Evaglauca

Había un vez una niña que adoraba las historias, el tiempo y la materia que alimenta los sueños la convirtió en una domadora de zapatos de tacón rojo con riendas de seda negra, amiga de los gatos que maúllan a la luna llena, en noches repletas de estrellas fugaces que dibujan reflejos de seres cautivos en los surcos de los libros, aquellos que relatan las viejas leyendas, de las que adoran las niñas, con zapatos de tacón rojo, alma de gata negra y corazón de trapo.


Evaglauca

EL LIBRO MENTIROSO

EL LIBRO MENTIROSO

El libro mentiroso escondía palabras rencorosas disfrazadas de amables, pero página a página adentraba al lector en un camino lleno de sombras y con luces que solo indicaban el camino que llevaba derechito al sendero de las espinas. Espinas con el veneno de la envidia y con una única verdad estricta e intransigente llevando a un final triste y solitario.

Fue ese y no otro el motivo por el cual fue enterrado en lo más profundo del bosque, donde reposan las raíces del árbol de la sabiduría y esa es la razón por la que hay que tener cautela, pues depende del ser que se encarga de regar y mimar al anciano árbol, el libro puede filtrarse por sus hojas, regalando palabras dulces al pobre incauto y así salir de su encierro, contaminando la inocente y desprevenida victima que anhelante por aprender, puede dar por buenos sus renglones, privando así a su lector de otras visiones, distintas y enriquecedoras que hallar en las páginas de otros libros más humildes que solo aspiran a transportar en su viaje aquel que pasea sus ojos por el alma de unas páginas que no desean otra cosa que compartir buenos momentos.


Evaglauca

MARIPOSAS NEGRAS

MARIPOSAS NEGRAS

Recuerdo la primera vez me mis ojos se cruzaron contigo.
despertaron eclosionando a miles,
en cada batir de sus alas sembraban cosquillas de colores
que iluminaban mis ojos y avivan el deseo.

Siempre me sentí el ser más afortunado del universo,
daba igual lo grises que me pintaran los días
tu mirada, las hacia volar hasta mis labios dibujando un sonrisa.

Pero llegó el día en el que el tiempo y el destino sintieron celos
de las inquietas mariposas, poniéndose a correr a contra-tempo
fué cuando nuestras miradas se encontraron tiñendo de negro mis
mariposas,
matando en cada movimientos su luz y sus colores,
sembrando simplemente desconsuelo, porque tu tiempo y mi destino
te bordaron otras miradas y germinaron otros deseos.

Mariposas viudas de ilusión,
rotas sus alas y sus sueños, mutaron todos sus colores hacia el negro,
la sonrisa pasó a ser mueca, el paraíso bajó al infierno
y mi corazón se hizo cantante de boleros.


Evaglauca


El agua inundaba toda su alma lo que le confería ese aspecto translucido.
Al principio era como un lago, profundo, hermoso en calma, pero con el paso del tiempo su corazón sufrió heridas de las que producen grietas irreparables, y empezó a fluir entre ellas, corriente abajo, turbia y rabiosamente, arrastrando a su paso antiguos sedimentos y pesadas piedras, hasta que llegó al mar, salado como las lágrimas que la desolación provoca en noches insomnes de ausencias irremediables.
Pero el cálido sol con sus rayos tibios la evaporó gota a gota, convirtiéndola en un lago, profundo, hermoso, sabio en calma.


Evaglauca

EL PEZ QUE QUERIA VOLAR

EL PEZ QUE QUERIA VOLAR

Cuando el fuego inundó el firmamento, el agua se convirtió en su único refugio. Pero el alma de todos los seres que tuvieron que emigrar al mar quedó marcada para siempre.

Tal vez esa fuera la razón, por la que el pequeño pez tenia el sueño de salir del agua y bucear entre las nubes.

Fue después de la era de los fríos cuando el cielo volvió a ser de todos, salvo de aquellos a los que la evolución ancló al mar.

Pero por pequeño que seas si albergas un gran sueño, este ensancha tu alma, haciéndote sentir grande, y armándote para salvar hasta el más imposible de los obstáculos.

Una noche de luna llena, de esas en las que el mar está en calma y parece contemplar a su amante plateada tan atento que queda inmóvil, el pequeño pez se sintió invadido por el loco deseo de respirar algo más que agua y sal, y sin dudar empezó a nadar frenéticamente hacia la superficie hasta que el mar quedó abajo, y sus aletas surcaron el cielo durante unos segundos, proporcionándole así la mejor experiencia de toda su vida.

Cuando volvió a zambullirse en el mar, estaba convencido que era capaz de todo.

De vez en cuando en noches de luna llena, en algún impreciso lugar en medio del Océano hay una especie de peces que saltan tan alto que pueden volar.


Evaglauca


La sencillez de lo efímero

La sencillez de lo efímero


La verde hoja, del árbol del centro del parque de la Ciudad Perdida, era consciente de lo efímero de su existencia, por eso disfrutaba cada segundo de su vida.

Se dejaba acariciar por los rayos del sol, salpicar por las gotas de la lluvia, pero lo que más le gustaba era mecerse con la brisa del viento, notar su cálido aliento en el verano, y su helador tacto a principios de otoño.

Al fin, cuando llegó su hora, desprendiéndose de su rama, bailó la última danza de la mano de su gran amor, el viento, que le acompañó susurrándole al oído, ha sido un placer bailar contigo preciosa.

Evaglauca

En el desierto de hielo solo existen espejismos, aquellos que se fraguan con el deseo que alumbra la calidez.

Allí fue a parar una pequeña semilla de ilusión que se perdió una tarde en un furioso huracán, de esos que solo generan el caos, aunque en esta ocasión sembró la vida en un glaciar.

La pequeña semilla sentía la vida empujando en su interior e intentando enraizarse en una superficie inhóspita y gélida, no quería volverse a dejar arrastrar por el viento.

Su deseo de conquistar aquel centímetro helado hacia que su interior ardiese sin cesar, aquel cálido pedazo de vida, puso tanto empeño que fundió el espacio suficiente para brotar, haciéndolo una mañana de verano.

Asomó sus blancos y curiosos pétalos, convirtiendose en la más bella flor de nieve que jamás pudo verse.

Hay quien dice que la pequeña flor juega con las ráfagas de la irisada aurora boreal, pero tal vez solo sean historias de Inuits contadas a sus niños a la hora de irse a dormir, porque ya se sabe en el desierto de hielo solo existen espejismos.

Evaglauca

LA PEQUEÑA AGUADORA

LA PEQUEÑA AGUADORA


Bajo su frágil apariencia resaltada con dos ojos oscuros como la tierra más fértil del viejo volcán, pasaba sus días la pequeña aguadora.

Le encantaba recoger el agua fresca del aljibe para después repartirla entre los exhaustos obreros que construían la mastaba del anciano y poderoso escribiente.

Lo que más le emocionaba de su trabajo, era que a pesar del calor, de sus pies agrietados, y su espalda dolorida por el peso de la vasija , siempre que ofrecía el agua a cualquiera de aquellos pobres esclavos, el esbozo de una media sonrisa de agradecimiento, junto a una mirada que le devolvía el más bello reflejo de ella misma, le hacían olvidar que nació esclava en un mundo donde las sonrisas y las miradas de gratitud solo son una preciada recompensa para una pequeña niña con la mirada oscura y la sonrisa clara .

Evaglauca


Este pequeño cuento es para una niña , con la mirada del color de la tierra, del anciano volcán, nacida en tierras de Castilla León y adoptada por parajes bañados por el río Ebro que hoy día dos de octubre cumple años. FELICIDADES

LA LIBELULA

LA LIBELULA

El día del eclipse solar pasaron cosas maravillosas, pero ninguna de las que vaticinaban los oráculos.

Cerca del lago vio por primera y última vez la luz de ese sol oscuro y cegadoramente brillante la pequeña libélula, un acontecimiento de lo más normal, de no ser porque el mismo y eclipsado astro que le robó el don de la visión le otorgo un color negro y rojo de una belleza que ni el más experimentado de los trovadores hubiese podido describir.


Aunque parezca cruel arrebatar la visión a uno de los seres con mayor capacidad para observar, ese día, la sombra del sol le concedió también el don de la premonición haciendo así del pequeño paleóptero el insecto más contradictorio e imprevisible de todo el lago.

Una mañana mientras se desayunaba un par de mosquitos topó con una rana que lejos de comérsela, la observaba entretenida, pues nunca había tenido tan cerca ningún bicho de luz. Pensó que era la más valiente de las libélulas o simplemente la más suicida, y en eso andaba cuando la pequeña se le puso justo enfrente y le dijo:

- Esta noche, deberías permanecer lo más alejada que puedas de la orilla del lago, o de lo contrario acabarás en el saco del leñador.

Dicho esto, dio un giro y desapareció como una exhalación. La rana no daba crédito a lo que había sucedido pero por precaución al anochecer se quedó en el centro del lago salvando su vida tal y como le vaticinó la pequeña libélula.

Día tras día fue avisando a todos los seres de su entorno de los peligros que podían sucederles, unos la creían y otros no pero siempre adivinó lo que iba a suceder, los que siguieron sus consejos por miedo, por superstición o incluso por fe salvaron sus vidas, igual que la perdieron aquellos que solo creían lo que veían.

Un atardecer, tubo la certeza que había llegado su hora, así que voló por última vez por encima de su amado lago y fue en busca de su final. Nadie sabe que fue de la pequeña libélula ciega, aunque hay quien asegura, que fue a visitar al sol y jamás regresó.


Evaglauca

LA CAUTA GACELA

LA CAUTA GACELA

La cauta gacela, no quería salir de su escondite, el latir desbocado del corazón y el característico olor a miedo le avisaban del acecho del depredador.

Pero la cauta gacela, necesitaba comer y beber, puesto de no hacerlo, iba a morir de todos modos.

Con su miedo y el corazón a mil por hora salió a comer hierba fresca, y beber un poco -que rica está el agua cuando se está muriendo de sed-.

Una vez saciadas sus necesidades, disfrutó de la puesta de sol más bella y más naranja que jamás pudo ver, dado que en su vida, no había hecho otra cosa que salir corriendo. De pronto noto una presencia, y se lanzó a la carrera, en un frenesí de velocidad hasta caer exhausta esperando su muerte.

Al despertar no recordaba muy bien lo acontecido el día anterior, pero al alzar la vista a unos metros de ella, yacía uno de los ejemplares más fuertes y bellos que jamás había contemplado. Se acercó perpleja y medio aturdida lo movió con su hocico, y al hacerlo noto su respiración, al mismo tiempo que vio como abría sus grandes ojos negros.

-¿Estás bien?, casi me matas de un susto.

-Jamás, ninguna hembra me había hecho correr tanto.

-Ni a mí ningún macho quiso devorarme.

Evaglauca

El BOSQUE

El BOSQUE

En la parte más oscura del bosque el alma, entre las raíces de un gran roble, existía una cueva que albergaba una de las semillas más preciadas en el reino de la luz.

Por supuesto que suena paradójico, y ¿Qué?, no lo era en un bosque donde la Verdad se paseaba desnuda sin nada con lo que cubrirse, lo que en otros lugares se escondía con tanto pudor. Ella, tan bella y firme para unos, como temida para otros, se exhibía ajena a todo, porque tenia por costumbre no prestar atención a otra cosa que sus propios asuntos.

Verdad, existía sin saber muy bien su procedencia, ella siempre pesó que era de origen vegetal porque vio la luz en una cueva fresca, recorrida por un arroyo cristalino, y rodeada de semillas, a las que consideraba sus hermanas, y a las cuales cuidaba y mimaba, lo que la llevó a la concluir que esa era su función en el carrusel de la vida.

Una mañana temprano se coló en su refugio de raíces y piedra un pajarillo curioso, que resultó ser un ladrón, pues se llevo entre sus patas una de las semillas más queridas por Verdad, y así fue como desapareció Curiosidad.

No pasó mucho tiempo cuando un zorro, aprovechando un despiste de la abnegada cuidadora, cogió en su hocico otra de las semillas y salió corriendo como alma que lleva el diablo. Para cuando Verdad quiso darse cuenta, Deseo ya estaba lejos presa de aquel taimado y astuto raposo.

La pérdida de dos de sus “hermanas”, pusieron en alerta a Verdad, la cual empezó a fijarse más en su entorno lo que coincidió con la germinación de Cautela, la cual aconsejo a su cuidadora que se protegiese con un manto de musgo verde para no llamar tanto la atención de los habitantes del bosque.

Desde entonces, en el Bosque tenebroso del Alma se pasea un bello y temido animal de color verde que se refugia en una cueva cuidando unas semillas que tienen nombres tan extraños como Valor, Fuerza, Honor y la más preciada de todas Sueños, de la cual se cuenta que en noches de luna llena emite un destello tan intenso que puede verse desde cualquier lugar del Bosque, incluso hay quien asegura que en el Oasis del Corazón si se presta la atención necesaria , se vislumbra la silueta de un bello ser danzando desnudo.


Evaglauca

LA ORUGA LENTA

LA ORUGA LENTA


Érase una vez que se era, en el más robusto de los árboles, de un pequeño bosque, cerca del horizonte, vino a este mundo una oruga. Los padres de la pequeña, se habían encargado de dejar a su descendencia en un lugar seguro, lejos de depredadores, lo que al principio, le facilitó mucho la vida . Los días de esta transcurrían de modo tranquilo y apacible, hasta que conoció al gusano más bello, simpático y maravilloso de su universo.
Ignorando a su instinto, no buscó una rama segura, para hacer su crisálida, ni se alimentó como debía para realizar la metamorfosis que tanto ansía cualquier gusano. No, ella se dejó seducir, porque el la hacia sentir la más bella de las mariposas, a pesar de ser una oruga verde y velluda. Así absorta en su paraíso particular transcurrió un tiempo precioso, de ese que no se puede recuperar hasta que un buen día, el le dijo, que se iba, que había conocido a la más bella libélula de la tierra, y no podía resistirse a su encanto, que la vida es corta, y el no quería desperdiciarla con una oruga verde y velluda, pudiendo volar a lomos de una libélula.

Incrédula, al principio, rabiosa después para acabar en la más triste de las melancolías, se arrinconó en la parte más sombría y fría del árbol. Este que además de ser el más robusto también era el más sabio y clemente de cuantos poblaban el bosque, se dirigió a ella, susurrándole a través de sus hojas cálidamente.
-No te rindas, todavía tienes tiempo para empezar con tu metamorfosis, detrás de ti he dejado savia nueva, para que recuperes fuerzas y fe en ti misma y así seguir tu camino.

Ella, no podía dar crédito a lo que las hojas de su hogar susurraban, pero pensó que nada tenía que perder. Empezó con desánimo, pero después de libar la savia , su cuerpo se recuperaba y con el la esperanza, emprendiendo a tejer poquito a poco su capullo, aunque tardó más tiempo del normal, la soledad, que le proporcionó su caparazón de seda, le dio la oportunidad de pensar en todo lo acontecido, y sacar su propias conclusiones .Hacia el final de su metamorfosis pensó, que tal vez sus alas estarían atrofiadas porque no hizo las cosas a tiempo, o que a lo mejor no sobreviviría al invierno, y que si lo hacía no encontraría a nadie ni un lugar donde dejar sus huevos y acabar su ciclo…..Entonces notó la cálida brisa en su rostro y se dijo : No se lo que seré ahora, pero habrá merecido la pena si puedo volar , tan solo unos segundos alrededor de este robusto y maravilloso árbol.


Evaglauca

EL TINTERO

EL TINTERO


Todos tenemos un pequeño y mágico recipiente, que se aloja muy cerca del corazón,el músculo que además de bombear sangre hacia su destino, y oxigenar las emociones, también destila sentimientos, dejándolos en ese frasquito pequeño encargado de recogerlos.

Unos, los guardan celosamente y los reparten con cautela, gota a gota, con miedo de perderlos, puesto que son conscientes de que son preciosos y únicos.

Otros son alocados, y los reparten sin orden ni concierto, haciendo trabajar el doble a su corazón para rellenar el frasquito , aunque en ese frenesí, a veces pierden el control, rompiendo el cristal que los contiene, y entonces, los sentimientos vagan desconcertados por los caudales sanguíneos, sin saber por donde salir hasta que son digeridos como si fuesen aliento para el estómago en vez de para el alma.

Ahora, que los hay recelosos, porque, una vez entregaron el contenido del mágico recipiente a alguien que no supo apreciarlo, causando un gran dolor al pobre músculo bombeador, a causa de lo cual tuvieron que llevarlo a la sala de urgencia, y una vez curado, no querían arriesgarse a volver a pasar por el mismo trance.

Aunque esta humilde narradora, ha llegado a la conclusión, que en esta vida es mejor que no se quede nada por decir. Tal vez porque la magia que envuelve las palabras, que no se dicen, se pierde para siempre, en el secreto fondo de un tintero


Evaglauca

EL ABABOL Y EL CARACOL

EL ABABOL Y EL CARACOL


Soy un ababol, perdido entre un campo de trigo silvestre.
Me encanta sentir la caricia del viento entre mis pétalos y notar como mis cortos pelillos verdes se me erizan milímetro a milímetro a lo largo del tallo.

Últimamente, me siento observada por un pequeño caracol, diminuto, si lo comparo con esas rulotes enormes que pasan dejando surcos babosos a mi alrededor.

Debiera ignorarlo, puesto que amapolas y caracoles, nunca han sido amigos.

Pero disfruto tanto, observando su cáscara de color blanco y piedra, sus diminutos y blandos cuernecillos que parecen mirarme con curiosa avidez.

Tal vez soy un ababol orgulloso, que solo por ser una linda flor roja entre tanta espiga verde, me creo que puedo ser el centro de atención, de cualquier ser de mi alrededor.

Esta mañana, ha sido fascinante, mientras el sol extendía perezosamente sus rayos, y las últimas gotas de rocío corrían hacia la tierra ofreciéndome mi ducha matinal, un escalofrío, lento y tibio se ha ido apoderando de mi hasta que lo he descubierto en uno de mis pétalos y le he dicho:

-Hola,

A lo que el ha contestado

-Hola mi preciosa flor.

Me he quedado paralizada por la sorpresa y la emoción, que el ha percibido y seguidamente ha vuelto a decir:

-Hola, precioso ababol, no temas, por mí, no voy a hacerte ningún mal, solo quería compartir un instante junto a ti.

No he sentido temor alguno, solo un baile de emociones y sentimientos, que compartidos nos han proporcionado la banda sonora del atardecer más hermoso que jamás he vivido hasta este eterno instante.

Evaglauca


LA JAULA DE CRISTAL

LA JAULA DE CRISTAL


En un pueblecito de Oriente, vivían dos buenos chicos de procedencia bien dispar. Uno hijo de zapatero, y otro primogénito del Gran Visir.
Quiso el destino hacerles un regalo a cada uno de ellos en forma de pajarillo, para alegrar sus corazones.

El primero de ellos de nombre Hassan, acomodo al pobre ave en una caja de cartón. Con unos calcetines viejos fabricó un nido al polluelo, que no cesaba de temblar a causa del miedo y el frío. Lo alimento a base de sopas de pan y leche, cuidándolo con la paciencia, y tesón del que disfruta compartiendo su tiempo, y después de dos semanas decidió llamarla Eli.

Además de cuidarla, alimentarla y enseñarle a volar, Hassan le describía sus sueños y se emocionaba escuchando los de ella. Llegado el momento la invitó a partir, puesto que ella era poseedora de alas, además de un gran corazón. Ambos sabían que el vinculo que les unía, no lo destruiría ni la distancia ni el tiempo.

Y así fue, Eli iba y venia, atesorando historias de lugares lejanos, los cuales Hassan jamás hubiese visto, de no ser a través de los relatos de su musa, que pasaba tardes bordando recuerdos para su Salvador.

Pasó el tiempo, primero unas primaveras, seguidas de sus veranos, ¿Cómo no? de sus otoños y sus diez inviernos.

La amistad de Eli y Hassan se hizo cada día más fuerte, y casi me atrevería a decir legendaria, digna de admiración y como no de envidia.

Llegó pues a oídos de Omar, la curiosa historia de una gorrioncilla, llamada Eli, que contaba unos relatos maravillosos, de lugares extraordinarios, con una alegría y una magia que cautivaba a cuantos la escuchaban.

Omar se maldijo por su mala suerte, pues el también se encontró hace años una pajarilla a la que bautizo Jandra, la cual nunca supo agradecer el derroche y los regalos que el le compró.

Curiosamente olvidó Omar, como suelen hacerlo aquellos que poseen muchas cosas, entre ellas un corazón que late, porque es su deber, pero que solo se apiada de si mismo. Que al principio Jandra y el, eran inseparables.

Omar, recibió a manos de su padre el Gran Visir, una jaula de un inmenso valor, construida con cristales y piedras preciosas que era la envidia de todos los visitantes de la corte.
En la jaula de cristal, fue acomodada, la gorrioncilla. Al principio, la lucían con orgullo, y ella se esforzaba y entonaba bellas melodías, que le habían sido enseñadas por carísimos profesores de canto. Se deshacía por hacer piruetas llenas de amor y armonía que eran el deleite de todos los cortesanos.
Pero pasó el tiempo, con sus inviernos, primaveras, veranos y sus diez otoños. Y Jandrá dejó de ser la novedad, quedando en el olvido en su bella jaula de cristal antaño fuente de admiración.
Arrinconada por todos enmudeció. Ríos de lágrimas anegaron su garganta anunciando calladamente que el corazón del pobre pajarillo por fin volaba libre fuera de la jaula de cristal que la retenía.

A la mañana siguiente Omar encontró a “la vieja y estúpida Jandra”, muerta en su suntuosa jaula, demasiado para ella…. Aunque no para esa gorrioncilla de la que tanto había oído hablar últimamente a los miembros de su corte.

Hassan fue convenido a presentarse a primera hora de la mañana con su amiga, ante el máximo mandatario de la zona. Pero algo dentro de el, le hizo ir solo. Cosa que disgustó muchísimo al joven Visir Omar, el cual mandó encarcelar al pobre zapatero.
Aquella misma tarde Eli tubo un mal presagio, y voló inquieta toda la tarde, finalmente llegó a sus oídos del pico de una alondra, que Hassan había sido apresado, y que el precio de, su libertad, era ella.

Reunió todo el valor que encontró dentro de ella, y se presentó ante el visir, el cual cumplió su palabra y libertó a Hassan .

Allí frente a su captor, Eli permanecía serena, puesto que no tenía por costumbre tener miedo de nada ni nadie.

Cuando el Visir la vio quedó prendado de la armonía que envolvía a ese ser pequeño y grácil, y sin muchos preámbulos ni explicaciones, le ofreció la jaula de Jandra,

Por primera vez en su vida a la pequeña gorrión se le heló el corazón y el gusto del horror invadió su pequeño paladar con la amargura de lo inevitable, y aún así se negó a ocupar esa cárcel de cristal.

El visir que no era hombre de los que acepta un no por respuesta, argumentó que si en dos días no ocupaba el lugar que le ofrecía, su amigo sería dilapidado en la plaza pública.

Y así fue, como un gris amanecer, ella sola e metió en la jaula, y Hassan recuperó su libertad, aunque el precio que habían pagado por ella, le suponía la peor de las condenas.

La pequeña Eli se acomodo como pudo, a su nueva situación. La jaula le parecía un lugar tedioso. Porque da igual de que material están hechos los barrotes, el resultado siempre es el mismo, no te permiten ser libre.
Eli tenía el pleno convencimiento de que el visir estaba habitado por las fronteras, que se imponen algunos seres que no ven más allá de sus narices y en esos pensamientos estaba cuando se sumió en un profundo pero agitado sueño.

A la mañana siguiente el Visir se acercó para saludar a su nueva “invitada”, con el temor de todo aquel que sabe que no obra bien pero que posee la soberbia del que cree que todo lo puede.

- Buenos días, gran Visir. Dijo la voz de la dulce ave.
El, sorprendido devolvió el saludo con cierto aire de superior indiferencia.
-Quiero que sepas que tu amigo se ha salvado su vida gracias a tu buen juicio.
-Gracias mi señor. Ya que me tenéis aquí desearía saber en que puedo complaceros.
-Quisiera oír uno de vuestros relatos, ya que gozan de una gran fama entre mis allegados.
-¿Uno de mis relatos? ¿Tanto revuelo por una historia? En verdad debéis estar muy falto de afecto, cuando ponéis la vida de vuestros siervos en peligro, para oír el relato de un pobre gorrión aterrorizado ante el peligro de perder lo que más ama en el mundo. Un buen amigo.

-Veo que sois valiente, además de carecer de todo sentido práctico, dado que tu insolencia, bien puede costarte la vida.
-De que me sirve la vida, si solo puedo tenerla para complaceros a vos y a vuestra codicia.
-Yo diría que os sirve como moneda de cambio, puesto que si no quedo complacido, vuestro amigo volverá a ser apresado y morirá a la puesta de sol.
Convencida, de que nada le restaba por hacer, para salvar la situación, empezó a tejer su historia como quien hace un tapiz. Empezó a dar puntadas con sus palabras, y una a una fueron creando un enjambre de ilusiones que mantuvieron en vilo a su captor hasta bien entrada la tarde.

Satisfecho con el resultado obtenido de su posesión de concedió una tregua hasta el día siguiente.

Eli, no se acostumbraba a la jaula, ni a la comida, ni a ninguna de las nuevas circunstancias, así que se mecía en sus recuerdos para evadirse de su oscura realidad, hasta que el sueño la sorprendía.

Pasó el tiempo, y el Visir lejos de olvidarse o aburrirse de ella, se quedó enredado en el alma de Eli, de su alegría, imaginación….Poco a poco fue volviéndose más humano, condescendiente, también poco a poco empezó a juzgar por si mismo, no por obedecer, agradar o deslumbrar a nadie, y en esos momentos, se dio cuenta que su prisionera cada día estaba más triste. Fue entonces cuando tubo la certeza que siempre había antepuesto todo para satisfacer su ego, y eso que hasta entonces era lo más normal, empezó a parecerle odioso. A la mañana siguiente mientras Eli dormía en su jaula le dejó una nota y le abrió la puerta.

Cuando Eli despertó y vio la jaula abierta, salió volando, sin percatarse de nota alguna. Se fue tan rápido como pudo en busca de Hassan.

Al atardecer, cuando el visir vió la jaula vacía, y su nota sin leer cayo al suelo desfallecido. Ninguno de sus médicos supo diagnosticarle mal alguno, pero el se negó a comer, a beber e incluso dejó de dormir, solo se aferraba al trozo de papel que halló en la jaula.

Ante esa situación, el más allegado de sus colaboradores, mando buscar a Eli, puesto que todos en la corte creían que el estado del Visir era el resultado de un hechizo.

Apresaron de nuevo a la pobre Eli, y la llevaron a la estancia donde el Visir permanecía en un estado lamentable. Ella quedó perpleja al percatarse de la situación y acercándose con suma cautela al lugar donde se hallaba Omar, este abrió su mano de dejó caer el papel.

Al recoger el papel, la pajarilla pudo darse cuenta que era una carta dirigida a ella en la que ponía:

Querida Eli
Abro la puerta de tu jaula para dejarte en libertad, en agradecimiento a todas las tardes en las que me has complacido con tus historias, pues tus palabras me han hecho libre.
Yo que aparentemente todo lo poseo, no me había dado cuenta de que tu siempre has sido, eres y serás un ser libre, mientras yo llevo demasiado tiempo siendo esclavo de mis miserias.
Albergo la esperanza, de que tu magnánimo corazón, pueda perdonarme.
Y mi arrogancia se atreve a pedirte una última historia, pero esta vez libre, sin estar obligada ha hacerlo, si no solo por el placer de compartirla conmigo.
Aunque si decides partir para siempre sin mirar atrás también podré entenderlo.
Siempre tuyo
Omar.

Eli, quedó atónita ante la carta, que era prácticamente una declaración de amor, y después de unos segundos de pensar, el que hacer, se acercó suavemente al lado del Visir y emperezó a explicar una historia, acerca de un corazón libre y una jaula de cristal……..

Omar acabó por recuperarse, tan rápido que pareció cosa de magia. A partir de ese día, recibía de vez en cuando la visita de su amiga halada con la que compartía historias y una buena taza de te.

Ambos ganaron un amigo, aunque los que conocían al Visir antes de esta historia aseguran que su pueblo ganó mucho más que eso, puesto que no hay nada mejor para un pueblo que un gobernante sabio y justo.

Y como diría Eli, da igual cual sea el principio, y los errores que se cometan en el camino, si al final puedes sacar una buena enseñanza y la repercusión de la misma beneficia a los que te rodean.


Evaglauca

SHAKTY Y EL PEQUEÑO MANÁ

SHAKTY Y EL PEQUEÑO MANÁ

Desde niña, había percibido el dolor de los más débiles, tal vez, porque sabía que era sufrir desde que le alcanzaba la memoria.Pero no por ello su rostro reflejaba otra cosa que no fuese una dulce y calmada sonrisa.

Contemplar a Shakty era relajante y alegraba los días, de todos aquellos que se cruzaban en su camino, y poseían la sensibilidad suficiente para percibir esa calma, que emanan los que están en paz consigo mismos.

Lo que ocurrió, es que cuando la sensibilidad de unos se mezcló con la mezquindad de otros el resultado fue nefasto.

Su madre, fue la primera en darse cuenta. En cuanto algún animal herido se aproximaba a la niña, ella, sin mediar palabra, posaba su mano derecha encima del corazón y la izquierda en la cabeza del animalito, y este salía reforzado del encuentro, como si la energía de Shakty fluyese a través de el , desterrando todo mal físico o espiritual.

Y ahí empezó el negocio de su familia, que vio en el don de la pequeña una fuente de ingresos adicional, por lo que cada vez que Shakti curaba a los búfalos, mulas, y toda clase de animales, tanto de trabajo, como de compañía de los vecinos, sus padres cobraban unas suculentas rúpias.

Shakty lejos de sentirse explotada, se sentía útil y en comunión con las almas que sanaba.

Una mañana cuando el sol daba las primeras puntadas al día, fueron a buscar a la pequeña. Se trataba de Maná, la cría de Elefante, nacida la pasada primavera, apenas podía moverse. Cuando Shakty lo vio sintió una punzada en el corazón, cuanta pena amontonada había en un ser tan pequeño, de aspecto fuerte y de alma frágil.

Se aproximó con suma cautela, no por temor, si no para no contrariar al pobre Maná, se sumergió lentamente en la laguna y cuando estaba junto a el, posó su mano y su frente en la del pequeño paquidermo. Cuando la energía de el, devorada por la carga de la pena y la tristeza pasó a través de ella, la dejaron en trance unos minutos. Al final Shakti sembró una semilla de esperanza y luz en la oscuridad del espíritu del pequeño Maná .Le mostró que descendía de una noble estirpe, y que por mucho que los esclavizaran y obligaran a transportar troncos sin descanso, la nobleza del alma no se la podían arrebatar, siempre que no rindiera su esencia. Que el sol brilla para todos, para los que asedian y los asediados y solo los que pueden apreciarlo, aprenden a ser felices, a pesar de todo.

Le recordó que le debía su nombre a SAUMANASA el elefante del Oeste que con su valentía soportaba la tierra, cuando creían que era plana y estaba sujeta por cuatro Elefantes Sagrados. Y que como su ancestro tenia una disposición para disfrutar de las flores, el confort y la alegría, solo tenía que sentir la energía de la tierra, y todo lo positivo que le rodeaba, y olvidarse, de los lastres que habían atado a la tristeza y la angustia que ahora enfermaban su espíritu.

Fue así como Shakty y Saumanasa establecieron un vinculo que ha permanecido a través del tiempo. El liberó a su alma de la esclavitud impuesta, y aprendió a disfrutar de su mundo interior, compartiendo experiencias con esa pequeña que le enseñó, que mientras hay luz en el alma no hay nada que temer, solo energía que compartir. Ella, siguió ayudando a todo aquel que se le cruzó en el camino y lo necesitó, ajena al negocio, que esos encuentros generaban a su familia y alegre de poder sentir toda clase de dolores y transformarlos en paz y luz.

Evaglauca

COSQUILLAS EN EL PALADAR

COSQUILLAS EN EL PALADAR

A veces el destino está juguetón y se divierte cruzando hilos que jamás debieron encontrarse, y en una de sus travesuras juntó sus manos por casualidad y sin resultado aparente.

Cuando ella sintió las yemas de sus dedos en la palma de la mano, una corriente tibia subió por sus muñecas corriendo por las venas provocándole, cosquillas en el paladar.

Hacia tanto tiempo desde la última vez que tubo esa sensación, que el muro que había construido para protegerse del mundo exterior se debilitó. La tibieza de sus manos resbaló por su superficie como el agua y abrió una pequeña grieta, no muy grande pero lo suficiente para dejar pasar los sueños y las expectativas que tan hondo había guardado. La primavera y las ganas de sentir hicieron el resto.

Le divertía el papel de Sherezade que el le otorgaba, en todos y en cada uno de sus encuentros. Las palabras y las caricias bailaban con un ritmo suave y dulce de los que embriagan pero no envenenan.

Aunque como al principio el destino que les unió, decidió hacer un guiño y una tarde le pidió que se fuera a vivir con el.

Ella con los ojos llenos de sorpresa, pues no había pensado ni por un momento en dejar su libertad contesto:

- Ya he estado mucho tiempo en una casa, esperando con las puertas de mi alma abiertas de par en par, y al final la corriente, la obligación y la costumbre se llevaron de el, las ganas de regresar. Prefiero que cada vez que estemos juntos sea porque nos apetece, sin reglas, obligaciones, pretestos…

Y levantándose, le tomó las manos y mirándole al fondo de sus ojos, le dijo:

Ven sígueme, que quiero sentir cosquillas en el paladar.

Evaglauca