La sencillez de lo efímero
La verde hoja, del árbol del centro del parque de la Ciudad Perdida, era consciente de lo efímero de su existencia, por eso disfrutaba cada segundo de su vida.
Se dejaba acariciar por los rayos del sol, salpicar por las gotas de la lluvia, pero lo que más le gustaba era mecerse con la brisa del viento, notar su cálido aliento en el verano, y su helador tacto a principios de otoño.
Al fin, cuando llegó su hora, desprendiéndose de su rama, bailó la última danza de la mano de su gran amor, el viento, que le acompañó susurrándole al oído, ha sido un placer bailar contigo preciosa.
Evaglauca
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seti -
Arual -