En un bosque muy lejano, en medio de un gran rebaño de ovejas merinas, nació una pequeña, blanca y preciosa bolita de algodón a la que llamaron, nieve.
Mientras fue un corderito todo iba más o menos bien, dado que no le daban mucho crédito a su comportamiento excéntrico y distraído, y es que la pequeña tenía una singularidad que no se apreciaba, pero que la hacia temeraria y diferente.
Nieve, sentía una suicida atracción por los lobos, se pasaba la tarde imaginando que algún día se cruzaría con uno, y este le perdonaría la vida permitiéndole mirar al fondo de sus ojos grises Y en esos pensamientos andaba cuando de pronto se encontró con uno de sus admirados aulladores frente a frente, y casualidades de la vida, pudo ver el fondo de sus ojos grises, estupefactos, puesto que estaban acostumbrados a ver miedo en las miradas de sus presas, no admiración, aunque para desgracia de nieve la sorpresa, le duró solo unos segundos.
Para la pequeña fue la última visión, le parecieron unos ojos tan bellos, que apenas pudo notar los colmillos de su depredador en la yugular, y el pensó que jamás había probado un bocado tan dulce en toda su vida.
Evaglauca
3 comentarios
Arual -
¡Qué muerte tan bella!
evaglauca -
Un beeeeeeeeeeso
Lebana -
BESOSSSSSSSS