Nacer topo no es nada malo en el mundo animal, no tienes grandes depredadores, no tienes mucha vida social y los encuentros con los de tu especie, son solo sexuales, cuestión de reproducción.
Lo que ocurre es que nacer topo y padecer claustrofobia, te complica la vida un poco.
Federico, el topo más loco de toda Castilla-La Mancha, está obsesionado con tumbarse al sol en medio del patatar. Así que cada tres por cuatro acaba padeciendo unas terribles quemaduras de tercer grado.
Aunque tanta excentricidad, lo han hecho de lo más popular, y ¿Cómo decirlo?, tiene su carné de baile repleto.
Tanto satisfacer a sus ávidas fans, ha dado lugar a un baby boom topillo, que tiene locos a todos los agricultores del lugar.
¿Quién iba a pensar? que la clave de la plaga, fuese Federico el Topo claustrofóbico.
Evaglauca
2 comentarios
María -
De la risa, se entiende...
Y no sabes como comprendo al pobre Federico.
¡Me encanta!
Lebana -
Deberíamos salir todos del agujero , ponernos bajo el sol y que halla una plaga de amor en la ciudad .
Buenísimo el cuento, ¡te superas!
Besos