Era una noche para dejarse llevar, la delicadeza de la brisa que entraba por la ventana, bailaba de puntillas con las notas arrancadas a un piano, que parecía destilar una melancolía tan densa que hubiese podido estremecer al corazón más helado.
Con la mirada perdida en un atardecer, donde los besos se vestían de susurros para jugar con el destino, sus dedos huérfanos, ahora, buscaban en cada tecla las caricias que el tiempo le había arrebatado.
La luna testigo mudo de tantos amores, lo observaba con cierto recelo, llevaba una eternidad siendo el fondo de un tapiz formado de felicidades sublimes y aterradoras tristezas, la luna protagonista de canciones y poemas, esa luna llena que hoy se había vestido de rojo, como preludio final de aquella pieza, que cada vez sonaba más triste, más tensa.
Era una noche para dejarse llevar por todo menos por la tristeza, la bruma que entraba por la ventana, cubría con su manto gris la melodía muda de un piano, al que ya no acariciaría más las manos que ahora yacían a su lado, frías y muertas.
Evaglauca
3 comentarios
Evaglauca -
Noah, que ilusión verte por aquí danzarina,
noah -
Es precioso.
Abrazos
Templario Errante -