Hacía días que se sentía tan hueca, que creía sentir el aire atravesando su corazón , convertido en una suerte de piedra volcánica llena de grietas y agujeros donde los recuerdos se volvían virulentos remolinos de viento devastador, provocando escalofriantes aullidos sordos.
En esas condiciones la encontró, sin patria, sin fe y como único motor para seguir, la convicción de que acabar con su vida era un acto de cobardía atroz y miserable.
No recordaba que es lo que le hizo acercarse a ella, ni como, ni por qué, solo que pensó que debía hacerlo.
Sabía que no podría borrar el dolor de su alma, por propia experiencia había aprendido que eso estaba en su mano, pero albergó la esperanza de poder arrancar un destello del fondo de sus ojos marrones, toda ella era como la tierra, incluso creía haber percibido que olía a tierra mojada por la lluvia en otoño.
Al principio, lo miraba sin ver y lo oía sin escuchar, pero se dejó acompañar, incluso llegó el día que se permitió gozar del tono de su voz, y de las caricias de sus manos de olor a pan, y con el paso del tiempo se olvidó de la desolación que provoca el abandono, y se arrebujó en su regazo y ronroneando acabó con un suave meeeeeeeeeeeeau, a lo que él respondió, ya estás en casa y te puedes quedar tanto como quieras pequeña Lurra.
Así que en un lugar del mundo vive Lurra una vieja gata parda con ojos castaños y olor a tierra y un buen hombre con voz dulce y olor a pan.
Evaglauca
6 comentarios
evaglauca -
gregorio -
gracias
gregorio -
evaglauca -
Hola Gregorio, me pasaré por tu blog y no te disculpes , este es un espacio libre.
gregorio -
te conocerán mejor,pasate y deja tu blog en el libro de visitas,y perdona si consideras esta invitación spam
María -