Siempre me han cautivado los detalles más insignificantes, cosas que no tienen ninguna importancia pero que a mí me fascinan, y más de una vez me han puesto en algún aprieto porque quedo como hipnotizada cuando uno de esos gestos llega a mi mente y como un resorte capta toda mi atención, tal vez por eso me parezca maravillosa la Ceremonia del Té Japonesa, (Cha-no-yu, chado) que significa Agua Caliente para el te, camino del te). Todo está tan cuidado, tan medido, desde el entorno en el que se adecua todo con mimo y esmero, el Kimono, la cerámica donde se sirve y se prepara el té verde, los movimientos armónicos. Es imposible que ese té no esté divino, porque cuando alguien se toma tantas molestias para ofrecerte y compartir un instante tan perfecto, como mínimo te hace sentir especial y a quién no le gusta sentirse así.
Evaglauca
3 comentarios
Emqrlmaqdsseec -
Fdo.- el mono que robó la manzana al que después se sentó en el cactus.
Toni -
Quizás es porque al igual que los antiguos románticos algunos y algunas nos refugiamos en el recuerdo o la ensoñación de lugares exóticos.
Uno de mis sueños, seguramente irrealizable sería visitar la isla de Okinawa, asistir a las magistrales clases de algún dojo de Kárate Goyu-ryu, disfrutar de su cocina conocida mundialmente por sus saludables propiedades y contemplar el inmenso océano desde alguno de sus acantilados...
De momento la ensoñación romántica se reducirá al no menos escapista placer de creerme un caballero medieval a los pies del castell de Súria, en la vieja línia fronteriza con los Sarracenos del siglo XIII.
Arual -
Da igual intentaré disfrutarlo como si estuviera rodeado de amigos y no delante de la pantalla del ordenador. ¡Qué voy a hacer si no!