En una noche de luna nueva, sus ojos se abrieron por primera vez, bajo el signo del fuego.
Si bien fue creada por un ser de agua y otro de tierra, fue el viento quien la sedujo desde el principio.
El Viento, con sus cambios inesperados, la transformaba en una simple cálida brisa y sin previo aviso la convertía en fuego líquido como la lava del volcán.
Y era a el, a quien echaba de menos, porque cuando no soplaba quedaba reducida a una llama apenas inapreciable consumiéndose lentamente como esas pequeñas velas de té.
Evaglauca
2 comentarios
LoLita -
pero también puede apagar la llama de una vela de te...
Gata Negra -