El día que murió la poesía, acababa de comprarse unos zapatos de tacón rojo, para ir a buscar al sol del atardecer, que es cuando jugaba a escondite con ella .
La noche que nació el desconsuelo, olvidó sus zapatos de tacón rojo en la playa donde decidió no volver a recogerlos, ni a ellos ni al resto de cosas que permanecen olvidadas entre un montón de arena blanca y susurros de estrellas que devoran versos.
Evaglauca
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