Sus ojos parecían viajar tras la línea naranja que delimitaba el cielo y el mar, pero eran sus recuerdos los que habían decidido traspasar la barrera de tiempo, acurrucándose junto a su corazón, desplegando un abanico de niñez, risas, música, color, y olor
olor,
casi podía oler como su mamma en la cocina amasaba la pizza mientras cantaba. Siempre cantaba la mamma, a pesar de no tener más que lo justo, parecía no importarle la roña acumulada por las paredes, ni la impertinencia de la casera siempre reclamado el alquiler, tenía la impresión de que nada le importaba hasta que aparecía, el papa y la llamaba la sua cara bambolina, entonces el tiempo se detenía por unos eternos instantes, y a ella le parecía estar viendo una película, como las que ponían los sábados por la tarde en el cine de la plaza.
-Nonna, nonna, que se hace tarde y me pierdo los dibujos
-Ya voy, ya voy mia cara bambolina, no te preocupes que llegaremos a tiempo.
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javier huertas sánchez -