La lluvia se había adueñado del paisaje pintando de gris el día y las caras de muchos de los viandantes.
La música la alejaba del destino que alcanzaría en cinco minutos, había cambiado de ruta para no tener la sensación de repetir siempre el mismo camino, ya que hacía mucho tiempo que el final del trayecto era la oficina.
Saludó con una sonrisa a su particular ángel de la guarda, el de ella y de todo el edificio, los protegía y ayudaba siempre con pequeños gestos, no solo les repartía el correo y vigilaba las cámaras de seguridad, si no que con un solo vistazo, sabía que decir a todo aquel que tenía la fortuna de cruzarse con el.
Una vez en su sitio revisó el correo, cuando el teléfono se encargó de sacarla de su letargo. La conversación con su superior fue rápida, densa, y fría tan fría que salió tiritando del despacho.
En su cabeza un tornado de palabras le removían la mente y el estómago, crisis, recortes, ajustes, plantilla, gastos , intentó guardar la compostura, e ir aceptando que en pro de toda aquella jerga, que utilizan para justificar las decisiones incómodas, iban a correr tiempos de lucha, de perdida, de incertidumbre y pena.
No pegó ojo en toda la noche, buscó las gafas de ver la vida en rosa como había hecho tantas veces en tiempos grises, pero estas le parecieron una payasada. Así que atavió su corazón con las pinturas de guerra y empezó a luchar contra sus lágrimas, esta vez necesitaba ser fuerte, pues era ella la que se quedaba.
Se despidió de aquellos con los que había compartido días laborables, risas, prisas, cafés, y sobre todo una amistad que iba más allá del compañerismo, con un intento de sonrisa que disimulase el sentimiento de pérdida.
Al día siguiente, nada más cruzar la puerta su alma le dio un vuelco al ver que entre otros compañeros, también había perdido a su ángel de la guarda.
Evaglauca
La música la alejaba del destino que alcanzaría en cinco minutos, había cambiado de ruta para no tener la sensación de repetir siempre el mismo camino, ya que hacía mucho tiempo que el final del trayecto era la oficina.
Saludó con una sonrisa a su particular ángel de la guarda, el de ella y de todo el edificio, los protegía y ayudaba siempre con pequeños gestos, no solo les repartía el correo y vigilaba las cámaras de seguridad, si no que con un solo vistazo, sabía que decir a todo aquel que tenía la fortuna de cruzarse con el.
Una vez en su sitio revisó el correo, cuando el teléfono se encargó de sacarla de su letargo. La conversación con su superior fue rápida, densa, y fría tan fría que salió tiritando del despacho.
En su cabeza un tornado de palabras le removían la mente y el estómago, crisis, recortes, ajustes, plantilla, gastos , intentó guardar la compostura, e ir aceptando que en pro de toda aquella jerga, que utilizan para justificar las decisiones incómodas, iban a correr tiempos de lucha, de perdida, de incertidumbre y pena.
No pegó ojo en toda la noche, buscó las gafas de ver la vida en rosa como había hecho tantas veces en tiempos grises, pero estas le parecieron una payasada. Así que atavió su corazón con las pinturas de guerra y empezó a luchar contra sus lágrimas, esta vez necesitaba ser fuerte, pues era ella la que se quedaba.
Se despidió de aquellos con los que había compartido días laborables, risas, prisas, cafés, y sobre todo una amistad que iba más allá del compañerismo, con un intento de sonrisa que disimulase el sentimiento de pérdida.
Al día siguiente, nada más cruzar la puerta su alma le dio un vuelco al ver que entre otros compañeros, también había perdido a su ángel de la guarda.
Evaglauca
11 comentarios
montse hernadez -
montse -
Evaglauca -
Ahora si un abrazo admirado danzarina
Toni -
Un abrazo...
Templario Errante... ;.)
Evaglauca -
Un abrazo Soñadora
Evaglauca -
Evaglauca -
noah -
sabes? los angeles, siempre vuelven.
Un abrazo, soñadora, y mucha admiración
Toni -
Y a todos ellos he sobrevivido...
Lo importante no son los comentarios sino tu narración... que como una isla en mitad de un océano se yergue entre las olas bravías de la tempestad con su poética selva esmeralda de palabras y sentimientos, de ángeles y de pérdidas...
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Toni o el Holandés Errante...
montse -
Evaglauca -