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SOÑANDO CON HADAS

Quinta palabra, cuento número 5

 

Daba igual que el día fuese gris, que el sol juguetón persiguiese  las nubes, que viento soplase fuerte, o que  la más ruidosa de las tormentas llegase sin avisar, nada  le impedía cuidar sus flores.

Le encantaba plantar las semillas, las mimaba  con canciones, las regaba con agua destilada del rocío de la mañana, le emocionaba  ver como cada uno de los brotes era distinto, unas  asomaban pequeñas y discretas desplegando  con  mimo sus pétalos minúsculos de suaves colores pastel, otras menos tímidas animaban el parterre con rojos, lilas y amarillos chillones.

Fue así como su invernadero se vistió  de luz, color y la más variopinta gama de flores.

Al principio iban a verla por curiosidad, pero al ser recibidas con una sonrisa y un té, la mayoría de sus vecinas se quedaban a pasar la tarde, casi sin darse cuenta, ellas también se hacían participes de las tareas .Entre flores y palabras el tiempo volaba en aquel lugar, que con el paso de los años acabaron llamando “El jardín de la Alegría

Evaglauca

4 comentarios

hoy -

mientras mimaba y cantaba a sus flores se estaba mimando y cantando a ella misma... cuando el amor flota en el aire atraes al resto de seres humanos a tu cobijo
besitos

Gata Negra -

Que alegría da leerte :)

Es verdad cuidando flores, se pasan las horas en un suspiro.

Evabñaica -

Me alegro de haber acertado,

Un Beso

PIMAMARY -

No podías haber encontrado un tema más apropiado para mi cuento. Me ha gustado porque, aparte de que las flores me encantan, me ha recordado a mi mamá, a la que siempre le he dicho que mimaba tánto a sus plantas que hasta las oía crecer.

Un beso