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SOÑANDO CON HADAS

EL GRAN LEVINSKY

EL GRAN LEVINSKY




El viejo mago miraba con nostalgia la gastada chistera vacía, ya no podía sacar conejos de ella.

Más tarde huyeron  todas sus palomas blancas y pensó que por lo menos ellas volaban libres hacia un destino incierto.

Poco a poco se desdibujaron todas sus ilusiones en los juegos de naipes y dejaron de salirle uno a uno todos sus trucos.

La primavera  en que su dulce ayudante decidió hacerse trapecista, le empezaron a temblar las manos y  no fue porque los payasos se rieran de él a sus espaldas,  sino porque sentía una soledad íntima y dolorosa.

De pronto la magia se había diluido, dejándolo solo ante una realidad que se suspendía en una niebla densa, húmeda y fría.

 Levinsky no era de esos que se rinden. En su momento no le resultó nada fácil convertirse en el gran ilusionista que había sido y ahora no pensaba tirar la toalla,  a pesar de la edad, los temblores y el abandono.

Decidió reunir todas sus fuerzas  para su último gran truco. Le comunicó al director del circo que quería retirarse y que tenía pensado ir a vivir con unos parientes a la ciudad, pero que, antes de marchar, quería celebrar una despedida con todos sus compañeros en la pista central  del circo.

Después de la última función del viernes, la que hasta ese día había sido su familia, se vistió con sus mejores galas para despedir al gran mago.

Cuando empezó su actuación, un sonoro silencio se apoderó del ambiente. A su señal los músicos  tocaron los acordes que acompañaron a los números. Uno a uno salieron, todos sus trucos, dibujando una agridulce sonrisa en los rostros del público.

Llegando al gran final, ante la atónita mirada de todos, sus palomas blancas que habían decidido regresar  a la despedida, volaron en círculo posándose
en la arena, alzaron con sus picos   un pedazo de terciopelo granate y rodearon a su viejo amigo. Cuando la tela cayó al suelo el Gran Levinsky había desaparecido y en su lugar había una hermosa paloma negra, que emprendió el vuelo junto a sus compañeras,  hacia un destino libre pero incierto.

 Evaglauca

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