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SOÑANDO CON HADAS

NUT

NUT
El universo había movido de forma imprevista su manto de estrellas, indicio que asustó a los sacerdotes que buscando una respuesta inventaron una leyenda.

Su madre, una esclava que en principio había sido comprada para el sexo, se había convertido en una de las mejores bailarinas del harén. Sabía que no podría cuidar a su pequeña flor del desierto, lo que no imaginaba era que Sayed, el sumo sacerdote, se la arrebataría antes de que pudiese siquiera tocarla. Él mejor que nadie sabía quien era el padre.

Se crió en el templo de Hathor, fue instruida en danza, astronomía y astrología, puesto que Sayed mantenía que era la elegida para bailar con los astros. Nut, que así fue llamada la pequeña mostró siempre gran interés por todo lo relativo al universo, miraba embelesada la noche salpicada de luces.
A pesar de que nunca le faltó lo básico, su condición de elegida tenía un precio, y este era el de ser inalcanzable, nadie podía tocarla jamás, Sayed había dejado bien claro que quien lo hiciese acabaría sin escapatoria en las fauces de Sobek.

El paso de los años convirtieron a la pequeña Nut, un ser excepcional, dotada de un talento natural para la danza y las predicciones astrológicas, en el templo la llamaban la danzarina de las estrellas, pues parecía bailar entre ellas.

Todo estaba preparado para los festejos de la Diosa y Nut iba a ser el plato fuerte. La música, el aroma a primavera, lotos en flor, todo invitaba a soñar incluso la evolución de la danza ejecutada de un modo sinuoso y sutil fluía en el ambiente creando un espejismo, en el que todos caían rendidos víctimas del hipnótico ritual. Un escalofrío recorrió el cuerpo de la bailarina cuando sus ojos se cruzaron con los del futuro faraón, no le hicieron falta los astros para saber que su destino acababa de dar un giro y que ninguna leyenda ni prohibición iban a mantener alejado al dueño de aquella mirada.

Salió fuera del recinto, necesitaba tomar aire, con la mirada clavada en el firmamento imploró a su Diosa una respuesta. Empezó a bailar descalza sobre la cálida arena, se sumergió en una especie de trance buscando una señal, todo daba vueltas y vueltas hasta que una mano sobre su hombro la paró haciéndola girar y sosteniéndole la mirada le dijo, aquí acaba la leyenda y empieza tu vida. Ella no quiso contrariarle, así que lo tomó de la mano…desaparecieron en una danza infinita dos cuerpos celestes iluminando las dunas y reflejándose en el Nilo.

Evaglauca

4 comentarios

Evaglauca -

Gracias a vos Sir, vuestras palabras siempre son como una bendición;)

Templario Errante -

Cerca de Egipto, en el desierto, sobre la torre de homenaje de uno de los últimos reductos cristianos contemplo en las largas noches de guardia el cielo de su relato y a veces creo ver danzar a Nut haciendo girar su manto de estrellas.
Gracias Lady Glauca, de nuevo, por la poesía de su narración.

evaglauca -

Gracias Danzarina, siempre me das ánimos, sabes de sobra que la admiración es mútua.

Un abrazo danzarina

noah -

Maravilloso,me ha encantado la historia, y como la cuentas.

Escribes que da gusto leerte, Eva.

Mi admiracion en un abrazo grande