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SOÑANDO CON HADAS

20 DE NOVIEMBRE DIA UNIVERSAL DEL NIÑO

20 DE NOVIEMBRE DIA UNIVERSAL DEL NIÑO

Llovía, la música sonaba en el coche transportándola a universos de los cuales solo ella poseía la contraseña.

Cuando su pequeño subió al coche aterrizo en su cotidianidad, y después del saludo de costumbre, el le mostró un regalito que le habían hecho en el colegio, al cual ella no le prestó mucha atención. Pero el insistió, explicándole que en el cole habían dicho que era el día del niño, y que los niños tenían derechos. Esas y no otras , fueron las palabras que se colaron en su mente ajustando las coordenadas que abrieron la puerta más cerrada de su alma, y la vio allí en el suelo tendida llorando entre el dolor de los golpes y el miedo a levantarse puesto que los gritos de su madre la bloqueaban dejándola en un estado casi catatónico. Como le hubiese gustado abrazarla y decirle, levántate pequeña, que tienes tanto derecho a ser inquieta y feliz como cualquiera, que tu no mereces ni los insultos ni los golpes, que el problema reside en ella pero no se da cuenta.

-Mama, ¿Qué te pasa? ¿Porqué lloras?

-Por nada cielo, es que te quiero tanto que a veces me hace llorar.

-Vale, pero no lo entiendo muy bien.

Y dándole un beso en la frente, su mente cerró ese inoportuno recuerdo, mientras se dirigía a la cocina a preparar la merienda a su pequeño.


Desde aquí un beso a todos esos niños que no tienen la suerte de poder conservar la inocencia y la felicidad, y el deseo de que ninguna circunstancia arrebate a golpes la infancia a un niño.


Evaglauca

1 comentario

mary -

Siempre que veo imágenes de violencia contra un niño recuerdo un pasaje de la Biblia en el que dice más o menos así: "aquél que haga daño a un niño merecería que le ataran una piedra al cuello y lo arrojaran al mar". La violencia en cualquiera de sus formas es el signo más visible de la degradación moral del ser humano. Pero la violencia de un padre, una madre, contra su hijo, es una de las mayores aberraciones de la naturaleza humana.Ojalá ningún niño lo tuviera que sufrir nunca; para quien haya tenido la desgracia de vivirlo, que el amor de sus hijos sea el mejor cicatrizante para sus heridas...