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SOÑANDO CON HADAS

SHAKTY Y EL PEQUEÑO MANÁ

SHAKTY Y EL PEQUEÑO MANÁ

Desde niña, había percibido el dolor de los más débiles, tal vez, porque sabía que era sufrir desde que le alcanzaba la memoria.Pero no por ello su rostro reflejaba otra cosa que no fuese una dulce y calmada sonrisa.

Contemplar a Shakty era relajante y alegraba los días, de todos aquellos que se cruzaban en su camino, y poseían la sensibilidad suficiente para percibir esa calma, que emanan los que están en paz consigo mismos.

Lo que ocurrió, es que cuando la sensibilidad de unos se mezcló con la mezquindad de otros el resultado fue nefasto.

Su madre, fue la primera en darse cuenta. En cuanto algún animal herido se aproximaba a la niña, ella, sin mediar palabra, posaba su mano derecha encima del corazón y la izquierda en la cabeza del animalito, y este salía reforzado del encuentro, como si la energía de Shakty fluyese a través de el , desterrando todo mal físico o espiritual.

Y ahí empezó el negocio de su familia, que vio en el don de la pequeña una fuente de ingresos adicional, por lo que cada vez que Shakti curaba a los búfalos, mulas, y toda clase de animales, tanto de trabajo, como de compañía de los vecinos, sus padres cobraban unas suculentas rúpias.

Shakty lejos de sentirse explotada, se sentía útil y en comunión con las almas que sanaba.

Una mañana cuando el sol daba las primeras puntadas al día, fueron a buscar a la pequeña. Se trataba de Maná, la cría de Elefante, nacida la pasada primavera, apenas podía moverse. Cuando Shakty lo vio sintió una punzada en el corazón, cuanta pena amontonada había en un ser tan pequeño, de aspecto fuerte y de alma frágil.

Se aproximó con suma cautela, no por temor, si no para no contrariar al pobre Maná, se sumergió lentamente en la laguna y cuando estaba junto a el, posó su mano y su frente en la del pequeño paquidermo. Cuando la energía de el, devorada por la carga de la pena y la tristeza pasó a través de ella, la dejaron en trance unos minutos. Al final Shakti sembró una semilla de esperanza y luz en la oscuridad del espíritu del pequeño Maná .Le mostró que descendía de una noble estirpe, y que por mucho que los esclavizaran y obligaran a transportar troncos sin descanso, la nobleza del alma no se la podían arrebatar, siempre que no rindiera su esencia. Que el sol brilla para todos, para los que asedian y los asediados y solo los que pueden apreciarlo, aprenden a ser felices, a pesar de todo.

Le recordó que le debía su nombre a SAUMANASA el elefante del Oeste que con su valentía soportaba la tierra, cuando creían que era plana y estaba sujeta por cuatro Elefantes Sagrados. Y que como su ancestro tenia una disposición para disfrutar de las flores, el confort y la alegría, solo tenía que sentir la energía de la tierra, y todo lo positivo que le rodeaba, y olvidarse, de los lastres que habían atado a la tristeza y la angustia que ahora enfermaban su espíritu.

Fue así como Shakty y Saumanasa establecieron un vinculo que ha permanecido a través del tiempo. El liberó a su alma de la esclavitud impuesta, y aprendió a disfrutar de su mundo interior, compartiendo experiencias con esa pequeña que le enseñó, que mientras hay luz en el alma no hay nada que temer, solo energía que compartir. Ella, siguió ayudando a todo aquel que se le cruzó en el camino y lo necesitó, ajena al negocio, que esos encuentros generaban a su familia y alegre de poder sentir toda clase de dolores y transformarlos en paz y luz.

Evaglauca

2 comentarios

Sadhu -

Somos Virupaksha, Maha-padma e Hima-pandara.
Sólo queríamos FELICITARTE sinceramente por tu cuento.
Nuestro hermano del oeste, el que pertenece a Varuna, no dice nada porque sigue ruborizado después de leerte.

Namaste!

p.d.-ah, se me olvidaba, recuerdos también del elefante escalante :)

Lebana -

Mientras la luz brille en nuestro interior no habrá oscuridad que nos la arrebate.
Ni mezquindad que nos la apague.
Tu sigue brillando pequeña hada como lo haces siempre.

Besossssssss